Hay historias que nacen en una libreta, en un ensayo escénico o en un mural pintado en la madrugada. Otras surgen de palabras compartidas entre generaciones, de un ritmo que cruza un barrio o de una idea que transforma lo cotidiano en símbolo. En América Latina, crear es resistencia, celebración y economía. Pero el talento, por sí solo, no basta.
Artistas, colectivos y gestores culturales enfrentan un dilema: ¿cómo lograr que un proyecto crezca sin perder su esencia ni su control? La propiedad intelectual (IP), bien gestionada, es la herramienta que permite a una creación circular con libertad, generar ingresos justos y escalar sin desdibujarse.
¿Por qué la propiedad intelectual (IP) es más que un producto cultural?
Para entender qué distingue a la IP de un producto cultural, tomemos como ejemplo la película colombiana El Abrazo de la Serpiente.

El producto cultural tangible:
Es la experiencia directa: la película en una sala de cine, su streaming en una plataforma o un libro basado en su historia. Su valor es inmediato: pagas por consumirla, y ahí termina.
La Propiedad Intelectual (IP por su sigla en inglés):
Es el núcleo creativo protegido que precede al producto final. Son activos intangibles que generan valor a largo plazo mediante licencias y adaptaciones. En El Abrazo de la Serpiente, incluye:
A diferencia del producto cultural, cuyo valor es efímero, la IP impulsa un éxito sostenible. Permite ingresos continuos a través de obras derivadas (secuelas, adaptaciones), regalías por retransmisiones, merchandising o uso licenciado de sus elementos.

¿Cómo proteger y potenciar tu IP?
¿Sientes que tu obra está lista para salir, pero no sabes si está protegida? Ese punto ciego puede marcar la diferencia entre un proyecto sostenible y uno que se desvanece. Aquí van pasos prácticos:
En América Latina, muchas obras valiosas quedan sin protección, marcas son apropiadas y creaciones colectivas se pierden por falta de herramientas. La IP no es un muro, sino un mapa que te permite negociar con confianza, licenciar sin perder autonomía y circular en plataformas sin ceder tu identidad.
Desde los derechos de autor que resguardan tu narrativa hasta las marcas que sostienen tu nombre, la IP es parte del ADN de los proyectos culturales que crecen con propósito. En un ecosistema donde lo ancestral dialoga con lo digital, gestionar la PI no es burocratizar la creación: es cuidarla, permitirle crecer sin perder raíces y convertir el talento en legado.
Tu historia no es solo un proyecto: es un activo. Y como todo activo, necesita protección, estructura y visión comercial
En INVEREC acompañamos a quienes entienden que la creatividad necesita estrategia para trascender.
¿Estás listo para proyectar tu obra con respaldo y claridad jurídica?
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